Sigo viendo personas con vendas
-yo que en mi pequeño
drama personal de pie doblado
voy por la calle
como una señora de vidrio-
y abuelas
que suben al bondi con cuidado
abuelas arrimadas a las casas con sus bolsas
viejitas de manos transparentes,
viejitas amarillas, despaciosas, como si la lentitud
fuese el modo suyo de aplazar la muerte.
Señoras infinitas, por las calles
hoy me siento una de ellas:
me duele el cuerpo
y quiero estar en otra parte.
En el patio,
los bulbos florecieron.
Quién tuviera
la fuerza concentrada,
la noche entera para verlos
abrirse poco a poco;
una lentitud así
de exacta y bella
para ser de la noche
a la mañana una flor nueva
domingo, 21 de febrero de 2010
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6 comentarios:
qué hermoso, amiga!
la quiero
gracias, carito!
exprimimos lo que hay para que salga un poema...
y sale un poco amargo últimamente, no?
esperando que las vacaciones corten con la mala racha
yo también te quiero amiga!
Lindísimo, flor de poema.
me gustó mucho.
insistó, lindísimo poema, lo de las señora de vidrio y la lentitud que aplaza la muerte está pipi cucú
a ver cuando subimo algo má
Te adoro Carl! Tu forma de expresar, es tan tan tan. Besos. Maxi.
gracias muchachos!
pablo, ya postearé algo nuevo pero viene lenta la cosa, como una de estas señoras...
maxi, no puedo entrar en tu blog...!
besos
c.
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