el hombre de seguridad pasa la noche en la torre
cuidando el sueño seco de las computadoras
único reflejo en las ventanas sucesivas
busca atrás del vidrio una camisa hermana
blanca, fantasmal, como la suya
ciudades verticales vaciadas por la hora
una que otra luz, y ningún ruido
salvo el motor llano del aire encapsulado
abajo ladran; lo sabe por los cuellos
que estiran hacia el cielo los perros en la calle;
lo sabe con la frente pegada al vidrio frío
ahora que amanece la marca del aliento
viernes, 11 de junio de 2010
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